sábado, 8 de marzo de 2014

LA BATALLA POR EL PODER ENTRE LOS SEXOS

HOLA QUERIDOS AMIGOS:
HOY DÍA DE LA MUJER (LA RAZÓN DE MI EXISTENCIA), Y  NO TENGO PALABRAS PARA EXPRESAR MI DEVOCIÓN Y ADMIRACIÓN.   A PESAR DE ESO, TENGO LA PEREGRINA
IDEA DE QUE NOSOTROS LOS HOMBRES DEBERÍAMOS DE HACER UN GRAN ESFUERZO PARA TRATAR DE COMPRENDER LAS RAZONES BÁSICAS DEL PORQUE TENEMOS SIEMPRE TANTO CONFLICTO CON ELLAS  Y DE ESE MODO  LLEVARNOS MEJOR.
LO QUE SIGUE ES EL PRÓLOGO DEL LIBRO: "LA BATALLA POR EL PODER ENTRE LOS SEXOS  (LA ETERNA BATALLA), A VER QUE LES PARECE:

La relación humana, es el asunto más importante que afecta nuestras vidas, esto es así y ha sido desde tiempos inmemoriales. El hombre es un animal sumamente gregario, a eso debe de manera fundamental, su éxito como sociedad y su fenomenal progreso evolutivo. También por cierto, las relaciones humanas son y han sido de manera muy obvia y continuada, fuente de innumerables conflictos, guerras, crímenes y una enorme cantidad de problemas que acompañan a la humanidad, los que por lo cierto no son exclusivos de nuestra especie, ya que se observan continuamente en la mayoría de los demás seres vivos que comparten el planeta, quizás con la excepción de los animales que han logrado una extraordinaria diferenciación en la organización de sus actividades, como lo son las hormigas, abejas y otras y en los que por supuesto, los conflictos existen, pero son con y entre las diversas comunidades vecinas.
Los problemas de la convivencia, son en una gran medida inevitables, pero estamos muy lejos (y quizás nunca lleguemos) a la utópica condición en que “todos los hombres sean iguales” y nos tratemos “como hermanos”. El conflicto, la guerra, la violencia, la agresividad, el desacuerdo, la intolerancia, son característicos de nuestra especie, y si me permiten la opinión, mucho más severos que en la mayoría de las otras especies. Esto se debe en gran medida a que nuestra capacidad intelectual., nuestra diversidad racial, educacional y de género, nos hace tremendamente individualistas, egoístas e intolerantes.
Las comunidades humanas, motor de nuestro desarrollo y predominio en el planeta, han propiciado un enorme progreso científico-tecnológico, así como de las demás capacidades emotivas-intelectuales, como son las aptitudes artísticas, el amor, la compasión humana, la justicia social, los derechos humanos y otras muchas manifestaciones del espíritu humano.
Definitivamente hemos progresado en muchas de estas áreas. Sin embargo, en otras, como la solución de conflictos entre naciones, comunidades, familias y aún entre parejas elementales, de ninguna manera lo han sido. Lo que es más, tal parece que en muchos (demasiados), aspectos hemos retrocedido o quedado estancados. Esto se lo debemos, muy probablemente también a nuestro éxito reproductivo, que ha incrementado tanto las expectancias de vida, como el crecimiento desmesurado de la población humana en la Tierra, y también a la poca importancia que se le ha dado en los procesos educativos, a la educación de las emociones, control de los instintos egoístas, y muy importantemente a la negligencia y falta de reflexión en los aspectos más nobles de las religiones, que preconizan la tolerancia, el amor y la disciplina como formadora del indomable espíritu humano.
Por supuesto que en gran medida, las religiones, también tienen aspectos sumamente negativos, ya que por siglos han preconizado y propiciado la intolerancia, el fanatismo y la crueldad hacia los que no piensan de la misma manera (y lo siguen haciendo). Esto ha sido y seguirá siendo fuente inagotable de conflictos, guerras, odios y crueldad inauditas.
En toda comunidad o conglomerado humano, la diversidad de funciones, actitudes y actividades, hace que sea indispensable la existencia de un liderazgo exitoso y fuerte. De otra manera, la actuación comunal pierde eficacia, progreso y se convierte en un caos desordenado, que puede conducir a su destrucción y desaparición, como es fácil de constatar, en el estudio de la historia de las civilizaciones extintas.
El liderazgo en las sociedades humanas, es razón básica de la política, entendida como la ciencia de la obtención del poder para influir en la vida de los demás y de los valores comunes, y así mejorar las condiciones de vida de la comunidad. Estas motivaciones básicas, con gran frecuencia se encuentran pervertidas, por la ambición desmedida y egoísta del poder público. Pero eso no es el motivo de estas reflexiones, que más bien están encaminadas a analizar las razones y situaciones que causan los interminables conflictos de la pareja humana fundamental; El Hombre y la Mujer, en el contexto de la célula familiar.
A través de los siglos, el liderazgo en las familias humanas, así como entre los diversos tipos de comunidad, desde la pareja unitaria, hasta el imperio más desarrollado, ha oscilado, entre los sexos, y han existido diversos tipos de dominación política y familiar.
Sin embargo, las relaciones básicas entre hombre y mujer, han permanecido conflictivas siempre, aunque es grato reconocer que existen notables avances en el reconocimiento de las capacidades de liderazgo y predominio de la mujer, mismas que se han ganado a pulso en las sociedades misóginas y machistas, esto indica, en mi opinión, un importante avance en el continuo desarrollo de las capacidades intelectuales humanas.
Sea pues, así expuesta la razón de las pretendidas disquisiciones acerca de cómo se dirimen y manejan las frecuentemente conflictivas relaciones entre los sexos.