REFLEXIONES
XVII
El pensamiento racional objetivo, los desarrollos científicos
y tecnológicos modernos, han dominado la mente del Hombre, el cual
frecuentemente desprecia y deja en desuso, el pensamiento filosófico-metafísico,
que son mas subjetivos. Este hueco ha sido ocupado parcialmente el pensamiento
“holístico”, mágico y sobrenatural (y que busca el placer como meta
fundamental). Esto es lamentable. Pero era la regla en el hombre primitivo y tuvo
preponderancia por siglos, incluyendo la época medieval también en estos tiempos,
el hombre actual los busca incansablemente. Esto es desafortunado y puede ser explicado
por el ansia natural del Hombre por llegar a la verdad, con el menor esfuerzo
intelectual, por pereza o desinterés del ser humano, para utilizar sus
capacidades intelectuales, disciplinar cuerpo y mente, y preponderantemente
buscar su propio bienestar y placer. (conducta hedonista).
No es difícil para nuestros científicos explicar el
cerebro humano y el de otros animales superiores, como una computadora
biológica (digitalizada), capaz de desarrollarse a sí misma y con un sistema de
mantenimiento integrado. De hecho el hombre ha sido capaz de diseñar y
construir “ordenadores”, poderosos y complicados, capaces de realizar un gran
número de operaciones y cálculos matemáticos, con gran rapidez y exactitud.
También capacidades de memoria (almacenamiento de datos), asombrosas: La
“Teratop”, supercomputadora Intel P-6 de 2626 Gigabytes, con capacidad de un
trillón de operaciones matemáticas ¡en pocos segundos!, muchas veces superior a
las capacidades intelectuales de los hombres o mujeres, que las construyeron.
Sin embargo, todavía no han sido capaces de construir una máquina capaz de
corregir sus propios errores y sobretodo, aprender de ellos (como lo hace el ser
humano), o de imaginar ideas nuevas, emocionarse, o tener pensamientos
creativos, enamorarse, llorar o conmoverse de hechos trágicos y sólo en
“ciencia ficción”.
Los ingeniosos ingenieros japoneses, han estado
jugando con la robótica a veces con resultados increíbles, pero no han sido
capaces de inyectarles ingenio, humor ni emociones y frecuentemente construyen
costosos robots, con resultados patéticos.
Probablemente un día, alguien construirá un verdadero
“Androide”, digo uno real, no un complicado y costoso juguetito. Yo creo que
eso será; ¡cuando se congele el infierno, a pesar del calentamiento global!
Las capacidades mentales o cerebrales, humanas son
insondables, el cerebro crece en tamaño, pero sobretodo en sus capacidades
cognoscitivas, bajo las exigencias de los procesos evolutivos y adaptativos. El
cerebro del hombre primitivo, ha evolucionado en varios millones de años, desde
los especímenes más antiguos Australopithecus Robustus o Grácilis, con volumen
endocraneal menor de 600 cc , el Homo Hábilis 700cc, Homo Erectus (Pithecantropus)
900 cc, el Homo Sapiens 1200cc y el Hombre moderno 1600cc en promedio. Aunque
hay algunos superiores , particularmente en Yucatán y en Escocia (dicen). Las
capacidades cognoscitivas también hah evolucionado, con el desarrollo acelerado
de la Ciencia y Tecnología, (en menos de200 años pasamos de la Era Mecanicista-Industrial,
a la Cibernética- Espacial). Una increíble revolución y progreso en el
conocimiento científico, que nos asombra, nuestros científicos e ingenieros nos
sorprenden con nuevos y asombrosos inventos, para los más increíbles usos. Sin
embargo, las facultades (superiores) del cerebro: La Inteligencia Emocional, la
Creatividad y la Intuición.
Por otro lado las capacidades artísticas y estéticas
han sufrido un retroceso, o se han degenerado por motivos económicos. Una
opinión personal acerca del Arte Moderno “noveau” o la Música Moderna, que parecen
degenerar el antiguo buen gusto por las grandes obras de arte del pasado, por
motivos puramente económicos, ¿o nó? Sin embargo, “En gustos, no hay nada
escrito”. La belleza no es un valor
específico, estético inmutable sino relativo al que la observa, es decir: lo
que es bonito para mí, no necesariamente lo es para ti. Esto ha creado una
serie de elementos artísticos, disonantes, grotescos, absurdos, antinaturales,
hombres o mujeres con tres ojos, o deformes, francamente feos o desagradables.
Veámoslo de esta manera: casi todo mundo
sabe o reconoce cuando una cosa es justa, equilibrada, armónica o bella, pero
claro, (otra vez); “en gustos no hay nada escrito”.
La noción de que las capacidades fundamentales
apreciativas de los valores humanos, no son intrínsecas a la mente humana desde
antes de nacer, sino que son impresiones netamente culturales y ambientales, es
común en un buen número de investigadores de la mente humana. Sin embargo, también
existe abundante evidencia de lo contrario. Al estudiar las culturas primitivas,
alejadas de la influencia civilizatoria, o al observar la conducta infantil
temprana, se puede apreciar que aún infantes de pocas semanas, expresan
desagrado, llanto, o alarma cuando observan acciones crueles, injustas de los adultos, imágenes
o sonidos disonantes o desagradables, aunque nunca hayan sido expuestos a
ellas. Las ideas de Justicia, Belleza, Verdad, Armonía, Sintonía y de lo que es
bueno, están impresas en el material genético de las células madre del embrión
humano, desde la concepción. El ADN-ARN de una persona acarrea información transferida
por sus progenitores, desde hace millones de años. Esta información consiste
fundamentalmente en códigos para el desarrollo celular somático, estatura color
de la piel, ojos, etc. Pero también referente a aptitudes, talentos y
predisposiciones a una determinada conducta, así como todo el bagaje de
conducta instintiva, que necesitamos para sobrevivir. El Hombre ha sobrevivido
gracias a sus instintos, igual que otras especies, pero tiene además la
capacidad introspectiva para apreciar el resultado de sus acciones y por lo
tanto, tiene la capacidad de aprendizaje para mejorar su conducta y alterar en
su provecho su ambiente externo. Además, la capacidad para sentir, expresar y
transmitir emociones y estados de ánimo. Tal parece que también algunos
animales la detentan (como los perros,
caballos, elefantes y otros mamíferos), es indudable la lealtad de un
perro hacia su amo, aún en riesgo de su propia vida.
Las capacidades intelectuales y emocionales humanas,
residen en el cerebro medio (mesencéfalo), pero también en otras regiones de la
corteza cerebral, particularmente las relacionadas con, la sensibilidad, la
memoria y la racionalización. La respuesta emocional humana es sumamente compleja,
y no ha sido bien estudiada, pero es evidente que es parte de la carga genética
y así mediante el aprendizaje de sus percepciones, vivencias y experiencias;
compara, racionaliza, juzga, decide, sufre o goza.