deseándoles una Santa y nuy FELIZ NAVIDAD. Les comparto un pequeño cuentecillo que escribí para mis nietos. Esta inspirada en la bella canción setentera "WHAT CAN I GIVE YOU THIS CHRISTMAS", popularizada por "Los Lettermen" y que encontrarán en blogs previos .
A ver que les parece:
WHAT
CAN I GIVE YOU FOR CHRISTMAS
-Una
Historia de Amor-
CAPITULO
I
El
sol se ocultaba bajo grises nubes de bordes intensamente naranja y
resplandecía en las suaves ondas del Pacífico. El bello y
tranquilo atardecer lucía ominoso por las rachas de viento del norte
que rizaban altas crestas coronadas de espuma y rodaban
estruendosamente sobre la playa, al oeste el puerto de Mazatlán
brillaba tranquilo con las incipientes luces del temprano atardecer
invernal, era viernes, se iniciaba un largo fin de semana.
Larry
Anderson había despertado y perezosamente, estiró brazos y piernas,
estaba realmente cansado y deseaba seguir durmiendo un poco más,
pero sus amigos ya estaban en la playa gozando del hermoso atardecer
y agradable temperatura, había algarabía en el lobby y el olor a
carne asada desde la cocina despertó su apetito, no había comido
desde que subieron al avión que los transladó de Phoenix horas
antes para un fin de semana en su playa predilecta, y tenía la boca
seca.
Gene
su compañero de habitación le había dejado una nota en la mesita
del cuarto: “You
bum, I could´nt wake you up, Billy and I are at the north beach
across PiñaColada Bar, bring some more beer or...”.
Tomó
varios tragos de agua de la botella del buró y rápidamente se
ajustó los largos trunks color naranja, pensó “cómo odio este
color,-pero era un regalo de Leslie, su prometida que era residente
de Pediatría en el Children's Hospital-, rápidamente fue al baño,
luego tomó su tabla de surf y bajó con largas zancadas hacia el
lobby sin usar el elevador.
Larry
había celebrado su 30 aniversario días antes en la casa de sus
padres en Phoenix y tuvo que dejar el festejo para acudir a una
emergencia en el Arizona Heart Institute en donde cursaba el tercer
año como residente de Cardiología.
Cristian
había cumplido 10 años la pasada semana y ansioso esperaba el
tañido de la campana que anunciaría el fin de clases en esa
soleada tarde de viernes, Criss como le decía su madre, era un
avispado e inquieto jovencito que había prometido a su madre superar
sus calificaciones. Para hacer méritos, deseaba competir para una
beca escolar en la mejor secundaria de la Ciudad, la Kennedy School,
donde estudiaría inglés, él soñaba con algún día estudiar
Medicina en Estados Unidos.
Su
madre, una menuda y activa mujercita de 28 años, trabajaba en el
Hospital General del IMSS en Mazatlán, en donde laboraba en la
Unidad de Urgencias. La enfermera LuzMaría Alvarado, se había
distinguido por su brillante desempeño y atención a los pacientes
más graves. Dotada de una aguda inteligencia, aunaba a su agradable
presencia, sus brillantes ojos obscuros y la sedosa melena castaña
que enmarcaba su rostro moreno. LuzMaría o “Luzma”como le decían
sus amigas, (en su casa le decían “Lucero”) era muy apreciada
por sus jefes y querida por sus compañeras ya que siempre estaba
deseosa de ayudar en las tareas más difíciles, o tomar turnos extra
cuando alguien lo necesitaba.
Esa
tarde, LuzMaría se apresuró a checar su tarjeta esperando que no se
presentara otra enfadosa emergencia que echara a perder su promesa de
acompañar a su pequeño Cristian a la playa y ayudarlo a elevar el
gran cometa que tan afanosamente había estado construyendo el chico
días antes.
Había
sido un turno demandante para LuzMa en la activa Sala de Urgencias;
dos partos de emergencia, tres accidentados, dos heridos de bala y un
apuñalado habían consumido casi la totalidad del turno y todavía
sentía sangre en las manos a pesar del enérgico lavado de rutina.
Tomó el autobús a su casa y entró saludando con un beso a su madre
que todos conocían como Doña Sol (“Chole”), cambió su uniforme
y descansó unos minutos en la cama pensando, “pronto llegará
Criss con su loquera esa del papalote”. El chico entró como una
tromba saludando a todos y se dirigió a su madre gritando; vamos
mamy, está soplando una buena brisa. La abuelita terció; “no
se van hasta que hayan merendado algo”, “Ay abue, se nos va a
hacer tarde!”
Media
hora más tarde, abordaron el destartalado Chevy de la familia y se
dirigieron a la playa de Miramar al oeste de la ciudad. Su mascota
“Greñas”, un juguetón Spaniel color miel, se deslizó en el
carro. Sol intentó bajarlo, pero Criss le rogó diciendo: “déjalo
que nos acompañe, le sirve de paseo y le encanta el agua”.
Luzma accedió con la cabeza y acarició la cabeza del “Greñas”.
El
sol se había ocultado y el cielo se incendiaba con todo el esplendor
de los ocasos marinos del puerto.
Larry
avistó a sus amigos, Gene Sullivan, rubio y fornido y Andrew Hopkins
atlético y moreno, ambos compañeros médicos residentes, eran
surfistas ocasionales como él pero tenían habilidad y parecían
disfrutar intensamente el momento. Saludó, agitando la mano, el
rugido del mar ahogó sus voces y entró al mar decidido, era
excelente nadador, había sido miembro del equipo de natación de su
escuela. El agua algo fría tensó su cuerpo y una oleada de
adrenalina le regocijó al hundirse en la primera rompiente, avanzó
rápidamente remando con los brazos y hábilmente cruzó las
siguientes crestas. El vaivén le entusiamó y volteando hacia sus
amigos se arrodilló y los saludó con la mano, empezó a deslizarse
doblando el torso y rodillas y sintiendo la fresca brisa en la
espalda, gritó con alegría cuando la primera rompiente lo deslizó
velozmente en la cresta de la ola, cruzó la segunda y en la tercera
sesgando el cuerpo formó su primer túnel, exhilarante llegó a la
playa y sus amigos, bromeando le dijeron: “Flojonazo!
Te perdiste una puesta de sol espléndida, las chicas ya se fueron
pero aquí tienes tu cerveza”.
Se sentaron en la arena disfrutando el momento y luego ambos
decidieron ir a la ducha. Larry dijo: “Voy
a tomar un par de rides más y los alcanzo en el bar, el agua está
deliciosa y la brisa sigue estupenda”.
Bueno, dijo Gene, “pero
no tardes que pronto obscurecerá”.
Larry asintió y tomó su tabla nuevamente.
Criss
y su madre bajaron del auto y se dirigieron a la playa que tenía
pocos bañistas. La brisa soplaba deliciosa, Luzma se sentó en la
arena para descansar, se quitó las sandalias, hundió los pies en la
arena, se quitó la cinta que le sujetaba el pelo, inclinó la cabeza
hacia atrás dejando flotar la abundante y hermosa cabellera en la
refrescante brisa, llenando los pulmones gozosamente se recostó en
la suave arena y sintió relajarse deliciosamente los músculos de
nuca, hombros y espalda, el momento de relax no duró mucho; Criss
llegó jadeando y le dijo: “Mamy
por favor ayúdame, el papalote se atoró en aquellas piedras y tengo
miedo de que se rompa”,
de mala gana Luzma se incorporó, se puso sandalias y trotó hacia
donde señalaba su hijo. El artefacto, un ligero y adornado cometa,
estaba semiflotando y la cuerda enredada en unas rocas de la playa.
“Mantén
tensa la cuerda Cris, no la sueltes”.
El perro empezó a ladrar nerviosamente y corría hacia la resaca y
regresaba, Luzma sintió una punzada de alarma en el pecho y volteó
la cabeza hacia el mar, le parecía haber oído algo, se detuvo en
el borde del agua para escuchar, pero sólo la brisa sonaba
intensamente. El sol había desaparecido, pero la luminosidad del
cielo era todavía excelente, desatoró el papalote y se dirigió
hacia la playa, otra vez sintió esa sensación de alarma. El perro
ladraba incesantente y parecia enloquecer, corriendo en círculos
alrededor de ellos. Luzma gritó; “ya
calla a ese perro Criss, no sé qué le pasa”,
y otra vez percibió algo, un sonido apagado por el viento. Alarmada
instintivamente entró al agua y escuchó con las manos detrás de
las orejas..., nada, sólo el aullido del viento, el perro seguía su
frenética danza y el muchacho se acercó, “que
pasa Mamy?” “no sé, creí haber oído algo” dijo,
con el corazón, latiendo fuertemente. De repente entre las olas
creyó ver una mancha naranja. El perro se lanzó al agua y cogió
algo, una delgada cuerda de nylon, ella tomó la cuerda y la jaló
fuertemente, apareció una tabla de surf anaranjada, la cuerda estaba
deshilachada y parecía haber sido arrancada. Volteó a ver a su hijo
y le dijo, “Criss,
no te muevas de aquí” y
en un impulso intuitivo, se lanzó al agua con la tabla, braceó
enérgicamente y cursó varias olas, volteó y vio que tanto Criss
como el perro venían detrás de ella, sintió furia ante la
desobediencia del chico y sintió ganas de regresar para impedirle
seguirla, pero le pareció ver una mancha pocos metros adelante y
siguió braceando. En un valle entre la olas pudo ver algo que
agitaba el mar, avanzó se hundió y tocó algo... cabellos, tiró
de ellos con fuerza y apareció una cabeza inerte, el Greñas y Criss
estaban junto a ella. Repentinamente vio horrorizada la ominosa aleta
de un tiburón, sintió un pánico paralizante y pensó; “qué
rayos estoy haciendo aquí, Dios mío ayúdanos”.
Criss y el perro estaban junto a ella y les gritó: “ayúdenme
a subir al hombre a la tabla!”.
La aleta se acercó y el perro volvió a ladrar fuertemente. Con
desesperación aunaron fuerzas madre e hijo y lograron subir el torso
del hombre a la tabla y pateando con fuerza empezaron a avanzar en
dirección a la playa, Criss era un fuerte nadador a pesar de su
edad, ella también nadó con desesperación impulsando la tabla
hacia la playa, el perro había desaparecido y sintió un gran temor
pero pensó, “yo
no puedo ayudarlo, Dios mío ayúdanos y cuídalo”,
sin pensar que ellos también estaban en un grave peligro. El tiempo
pareció detenerse y los minutos eternos, pero con su arriesgado
empeño, casi exhaustos, finalmente lograron pisar arena y luchando
con todas sus fuerzas contra la resaca lograron encallar la tabla y
el cuerpo de un hombre alto e inerte. Con un último desesperado
esfuerzo, lograron arrastrarlo tirando de sus brazos, sacándolo
totalmente del agua. Criss volteó hacia el mar y gritó angustiado;
Greñas,
Greñas, dónde estás? Su
madre le dijo
“déjalo, él vendrá”, mejor ve corriendo a buscar ayuda”,
“para qué Mamy, el cuate este está muerto”, “cállate y haz
lo que digo!”
contestó ella. Era un hombre joven delgado y fuerte que no parecía
respirar. Ella, con instinto de enfermera, buscó el pulso carotídeo,
no sintió nada, desesperada golpeó fuertemente la espalda del
sujeto lo volteó e inició compresiones enérgicas en el pecho;
uno, dos, tres y apretando la nariz del paciente sopló con fuerza
en su boca, iniciando la maniobra cardiopulmonar que le era tan
familiar, el muchacho aterido de frío observaba fascinado, ella le
gritó; “ve
hacia el hotel menso, qué haces aquí!”
Los
minutos se hacían eternos y el joven no parecía reaccionar, pero
Luzma continuaba enérgicamente sin descanso su tarea, el hombre
estaba flácido, su piel y rostro tenían un tinte amoratado,
desesperada Luz golpeó nuevamente su pecho con el puño y reanudó
con mayor energía la maniobra, implorando dijo entredientes; “Señor,
por favor ayúdanos, ojalá y no sea demasiado tarde”,
ella sabía que en ocasiones la reanimación es exitosa, pero el daño
cerebral es irreversible y ella no sabía cuanto tiempo había
transcurrido, se detuvo unos momentos para poner el oído en el pecho
del sujeto y buscar pulso en el cuello, nada percibió. El viento
había disminuído un poco y nadie venía, reanudo con mayor ímpetu
su labor y súbitamente el hombre tosió fuertemente y luego vomitó
abundantemente levantando una mano hizo un intento de incorporarse,
ella utilizando toda su fuerza lo puso sobre el costado, palmeando
fuertemente sus costillas, el hombre seguía flácido y ella reanudó
las compresiones pectorales con energía, finalmente después de un
momento que parecia eterno el hombre abrió totalmente sus ojos de un
verde obscuro que centelleaban intensamente y ella lo ayudó a
sentarse y a salir completamente del agua, su piel había mejorado en
color pero estaba muy fría.
Ella
también estaba aterida y temblaba, el intenso esfuerzo había
perlado su frente pero no sentía frío en lo absoluto, solamente una
maravillosa sensación de gozo y gratitud inundaba su alma “Gracias
Dios mío, gracias”
musitó. Lo abrazó con fuerza tratando de comunicarle calor y fue
hasta entonces que se dio cuenta de las profundas heridas que
presentaba en ambas piernas; en la rodilla y muslo derecho presentaba
un profundo desgarre que exponía hueso en la rodilla y región
inferior del fémur, por atrás de la rodilla, sangraba
abundantemente con chorros intermitentes caraterísticos de lesión
arterial, “la
arteria poplítea”
pensó, y procedió a comprimir la región con la camisa
desgarrada del hombre, con la cinta de su cabello improvisó un
torniquete, mientras él la comtemplaba aturdido y sorprendido.
Larry
experimentó un gran alivio, lo último que recordaba era que de
regreso de su último “ride”, sintió un fuerte golpe en la parte
trasera de la tabla y salió disparado hacia un lado, enseguida
experimentó un terrible y lacerante dolor en la pierna derecha,
instantes después se vio en una desesperada lucha para no sucumbir
por el terrible tirón que lo impulsaba hacia abajo, pateó con todas
sus fuerzas. la pierna y el costado derecho eran un llamarada de
dolor, la bestia retornó, pudo ver claramente, las fauces abiertas a
ras de agua y en el costado rayas grises, lo atenazó nuevamente en
la cadera izquierda e instintivamente buscó los ojos de la bestia,
pudo introducir el pulgar derecho en una enorme órbita y sintió que
perdía toda sensibilidad y después..., nada.
Como
entre sueños, discernió una cara inclinada sobre él, no sentía
dolor, sólo un agradable sentimiento de paz, apreció angustia en el
rostro que lo miraba con los ojos más bellos que había visto en su
vida, casi una rendija de ojos, con lágrimas que brillaban
intensamente, el negro cabello pegado al rostro y arena en la cara.
Poco le duró esa sensación placentera de armonía y paz, un
terrible dolor en la cadera y pierna derecha y frío intenso se
apoderó de él, sintió nuevamente desvanecerse y luchó
desesperadamente contra la obscuridad que se apoderaba de él.
Escuchó una voz que le decía en español; “Por
favor respira!, respira, tose fuerte, fuerte!, más fuerte!, y
en tono de súplica;
“no te vayas por favor, respira, Diosito por favor, ayúdanos!”.
Él
volvió a ver ese extraño rostro, que le fascinaba.
Cristian
entró al Bar del Hotel, música, muchas voces y risas. Asustado y
llorando, gritó; “Ayuden
a mi mamá por favor”.
Nadie le hizo caso y gritó con todos su pulmones... Nada.., entonces
emitió un agudo silbido, -como cuando arriaba los caballos de su
tío-. Todos callaron y voltearon para ver a un pequeño muchacho
totalmente empapado, que les suplicaba ayuda. Explicó que él y su
madre habían sacado un turista del mar, atacado por ¡UN TIBURÓN!
Que
alguien llame a la Cruz Roja!.. No, mejor al 911! “Noo, vamos a ver
si es cierto, aquí no hay tiburones”
dijo el barman! Casi todos salieron en tropel siguiendo al muchacho
que estaba muy excitado y llorando trataba de explicar lo que había
pasado, “y
mi perro ahuyentó al tiburón y este se lo comió”
dijo llorando.
Cuando
el grupo llegó al sitio, habian transcurido casi 15 minutos desde
que el muchacho fue por ayuda, encontraron una escena inusitada, una
pequeña mujer joven de pelo largo abrazaba la espalda de un hombre
alto y delgado recostado en su regazo, recordaba aquella bella
escultura de Miguel Angel “La
Pieta”. Entre
varios levantaron al hombre semi-inconsciente y lo llevaron al bar,
cubriendo su frío cuerpo con toallas, el hombre apenas consciente,
respiraba con dificultad y sangraba profusamente de la extremidad
inferior derecha y ambos brazos. Alguien dijo; “Hay
que darle un trago de tequila!”,
Luzma indignada dijo: “están
locos, no le den nada, recuéstenlo, abrígenlo, no lo muevan tanto,
soy enfermera y paramédico, hay que esperar a la ambulancia,
traigan un botiquín de primeros auxilios!”
El tono autoritario y vehemente de la pequeña mujer, calmó los
ánimos y ella pudo aplicar antiséptico en las heridas y vendaje
apretado en el muslo y rodilla derecha, aflojando el torniquete un
poco y voviéndolo apretar al ver que el sangrado no había cedido.
Alguien trajo un tanque de oxígeno y pieza bucal de snorkel, “no,
eso no sirve, mejor una mascarilla”. Improvisó
una con una bolsa de papel.
Finalmente
llegó la ambulancia con los paramédicos, “pensamos
que no era verdad, tenemos muchas llamadas falsas”.
Luzma dijo; “signos
vitales por favor y oxímetro digital, dos vías intravenosas con
salina al 9%, yo soy enfermera de urgencias”. “Sí, y qué más,
chiquilla malcriada!” Espetó el comandante,
Los comensales dijeron; “hagan
lo que dice!, ella sabe lo que hace, ella y su hijo rescataron a este
hombre. Él
entreabrió los ojos y dijo con un hilo de voz; “It´s
true, she and the boy rescued me”. Y
se desmayó otra vez.
Bill
y Gene, sus compañeros, lo esperaron un poco en el bar y luego
deseando ducharse fueron a la habitación. Extrañados por su
prolongada ausencia, bajaron al bar y al no verlo, preocupados fueron
a la playa con linternas y escrutaron los sitios convenidos, nada,
luego escucharon a un perro ladrar, fueron corriendo vieron a un
pequeño perro, la tabla naranja de Larry y (extraño), unas
sandalias femeninas y algo de ropa ensangrentada. El miedo se apoderó
de ellos temiendo lo peor, el perro no cesaba de ladrar y parecía
querer decirles algo, desconcertados entraron al agua, pero nada
anormal. Bill dijo; “looks
like the scene of a crime Gene, It´s scary, no?”,
“Aww, No, dijo Bill, “better
go to the hotel to report the disappearance”. Y
regresaron corriendo al Hotel. El manager no estaba en la recepción
pero escucharon algarabía en el restaurant exterior y luego la aguda
sirena de una ambulancia que se acercaba. Salieron rápidamente y una
multitud de huéspedes y empleados, le señalaron a su amigo, tendido
en una mesa rodeado de una pequeña multitud, se acercaron empujando
gente y asustados hablaron a Larry que entreabrió los ojos y sonrió.
Dos paramédicos y una muchachita lo atendían, preguntando en
difícil spanglish a los curiosos: Tiburón,
tiburón... Shark? Oh no , my God, no!
Dijo Gene.
Los
paramédicos terminaron la estabilización y aplicaron oxígeno
nasal, colocaron a Larry en la camilla y lo sujetaron abrigado con
frazadas. Luzma dijo; “Creo
que es mejor llevarlo al Hospital del Seguro, no está lejos y ahí
tenemos una buena unidad de trauma”. Bueno, dijo
uno de ellos, “nuestra
unidad está casi llena y los médicos no se dan abasto”.
Los
compañeros de Larry no entendían muy bien que pasaba, pero Bill
dijo en español quebrado: “Creo
que deberiamos llevarlo al aeropuerto y pedir una ambulancia aérea
para llevarlo a Phoenix”. Luzma
contestó indignada; “De
ninguna manera, está muy grave, se va a morir en el trayecto, aquí
también tenemos buenos médicos!”, se está desangrando y apenas
salió de paro cardiaco”. Alguien
tradujo la declaración y Gene dijo; Bueno,
pero hay que notificarle al Cónsul americano y a su familia.
Mientras
tanto, Cristian había salido corriendo al escuchar ladridos lejanos,
y ahí estaba..., el perrito junto a las sandalias de su madre y la
ropa en la escena, olfateando afanosamente. Greñas,
Greñitas, gritó y
el perro saltó a sus brazos lamiéndole la cara. Criss no cabía de
felicidad, lo abrazó y besó repetidamente. Su madre venía
siguiéndolo y también acarició al perro, “Bendito
sea Dios, el Greñas está bien, él nos salvó del tiburón, no sé
cómo, pero gracias Dios mío, Gracias”.
Gene
y Bill, finalmente se comunicaron con el padre de Larry y contaron lo
sucedido. Los padres estaban muy alarmados y de inmediato iniciaron
trámites para transladarse a Mazatlán lo antes posible.
Finalmente
la ambulancia llegó al Hospital del Seguro Social, atestado como
siempre, los paramédicos emplearon la palabra clave: “¡Tiburón”,
Todos voltearon y abrieron paso curiosos. Las puertas que decían
URGENCIAS, se abrieron, una enfermera y un médico aparecieron (la
ambulancia había radiado el caso). Inmediatamente se inició el
protocolo de “Ataque de Tiburón”, que les era familiar, el
paciente había entrado en shock, la presión arterial y el pulso
apenas perceptibles, pálido y frío, Procedieron a intubar la
tráquea y asistir la respiración, a permeabilizar las vías
endovenosas, con suero a chorro y preparar plasma y transfusión
sanguínea.
Luzma
llegó a su casa explicando precipitadamente lo ocurrido, su madre no
daba crédito a lo que oia y era todo preguntas: “¿Estás
bien hijita?
Qué
te pasó, cómo? y esa sangre?”
Cristian trató de explicar todo, pero hablaba tan rápido que no le
entendían nada y sólo después de calmarlo y darle un poco de agua,
pudo explicar lo sucedido. Luzma rápidamente se cambió de ropa y
se puso uniforme de urgencias y tranquilizando a su madre le dijo:
“Mamy,
estoy bien pero creo que me necesitan en el Hospital, luego vengo y
te explico”.
Luzma
llegó al Hospital y rápidamente se incorporó al equipo de
atención, para informar y explicar lo que sabía:
“Estaba
en paro cardiorrespiratorio, lo saqué del agua e inicié CPR intenso
por aproximadamente 20 minutos, él respondió recuperando pulso y
respiración, seminconsciente, hipotérmico y en shock, tiene heridas
graves sobre todo en la pierna y glúteo derechos y sección o
desgarro de la arteria poplitea creo”, “sí pero ahora está en
shock y hay que estabilizarlo, necesita sangre y tratar la
hipotermia,
contestó el médico. Hay
que llamar al cirujano y alertar al quirófano, soliciten dos
unidades de “O”positiva y dos de plasma, perfil sanguíneo al
laboratorio y Rx tórax, ambas piernas y abdomen”, “¡no sería
mejor sangre compatible?”
Dijo Luzma? No
hay tiempo niña!,
dijo el residente, Angie dijo: “Yo
soy A+, doctor por si se necesita”. “Bien dijo, llamen a los
familiares”. “Doctor, es un turista de Fénix, él me lo dijo,
sus parientes están allá”, “bien encárgate tú de
contactarlos, y Ah! y también llamen con urgencia al Cónsul
Americano”.
Poco
más de una hora, la vigorosa constitución de Larry , respondió y
se estabilizó. El Cirujano, el Dr. Francisco “Paco” Morales, un
joven traumatólogo, se hizo cargo del paciente. Hablando con los
amigos médicos de Larry los enteró del estado del paciente:
“Salió del shock, sufrió trauma severo por ataque de tiburón,
no tiene fractura ni ha perdido tejido, pero todavía tiene algo de
Neumonitis por inmersión en agua salada sin embargo satura 92 %
(oxígeno), perdió bastante sangre y la estamos reemplazando,
probablemente necesitaremos más, ahora necesita volumen, la
hipotermia se controla bien, es un tipo duro y muy fuerte, va a estar
bien, pero necesita reparación quirúrgica inmediata, tiene daño
vascular severo en región poplítea derecha y cadera y siempre hay
riesgo de infección”. Bien doctor, dijo Bill, aquí tenemos a su
padre en la línea, podría hacer favor de informarles”. El
Dr. Paco gustoso, accedió, y tomó el teléfono, explicó el estado
de su hijo, tranquilizándolos. Ellos insistían en su translado a
Phoenix, pero él lo desaconsejó, explicándoles que el riesgo del
translado era muy elevado, pero que iba a requerir tratamiento
posterior y también rehabilitación. Después de hablar y considerar
el caso, los padres accedieron y prometieron transladarse a Mazatlán
lo antes posible.
Bill
y Gene, le solicitaron al Dr. Morales, estar presentes durante la
intervención, a lo que éste accedió gustoso, más tranquilos,
aunque inseguros en un medio que desconocían, fueron al Banco de
Sangre, para ofrecerse como donadores, ahí encontraron nuevamente a
Luzma que también formaba fila, iniciaron charla acerca de los
terribles acontecimientos que experimentó, ella amistosa y grac
iosa,
relató su experiencia en su medio inglés-español, relató la
angustia de sentirse sola y la compasión que le despertó el hombre
inerme, dijo: “Pensé
que estaba muerto, no sangraba nada, ni respiraba, pero yo sentí que
todavía había posibilidades de sacarlo sin daño cerebral, eso fue
lo que más me preocupaba”.
Media
hora después, las puertas del quirófano se abrieron y Larry ingresó
totalmente consciente, bajo ligera sedación, y bromeando con las
enfermeras y el cirujano. Todo, parecía tranquilizarse, el dolor
había desaparecido y una sensación placentera de paz se desvaneció
cuando el Dr, Anestiólogo le decía; Sir,
please count slowly from ten to one. TEN, NINE, EiGTH, SEV,...
(Esta es la primera parte , si no están aburridos, mañana les pongo la siguiente.)
(Esta es la primera parte , si no están aburridos, mañana les pongo la siguiente.)
Hola abuelito!
ResponderEliminarAcabo ahora si de terminar tu cuento, es más bonito leerlo en papel :) como en los viejos tiempo. Nada más me quedó una duda al final, ¿Quién recibe la donación de espera de Larry? ¿Leslie o Luzma? ....
Quiero una segunda parte! ¿Donde la puedo leer?
Te quiero mucho!!
Besos,
Pisbon Ale.
No sabes como agradezco tu comentario. A veces creo que nadie lee mis blogs. Gracias!
EliminarMira el asunto de la donación la entiendo así: El corazón es para Luzma (como dice la canción) Se lo merecía no? El esperma lo solicitaba Leslie, y fué una de las razones que animaron a los padres de Larry a donar. Pero el esperma también pudo haber sido donado a la pequeña Lucita, No crees?