HOY NO TENGO GANAS DE HABLAR DE POLÍTICA.
SE ME OCURRE CONTRIBUÍR A LA CONFUSIÓN GENERAL CON ALGUNAS PALABRAS QUE FORMAN PARTE DE UN LIBRO MÍO;. "SOBREVIVIENDO". QUE SI USTEDES DESEAN
PUEDO ENVIAR POR CORREO DE "A GRAPA", A QUIEN LO SOLICITE.
A VER QUE LES PARECE:
SOBREVIVIENDO A LA
EDAD ADULTA
Prólogo
El proceso del envejecimiento
humano es al mismo tiempo fascinante y tenebroso por razones obvias.
Todo el mundo lo tiene presente, (aunque no siempre conscientemente),
aunque preferiría que no le sucediera en lo personal. Al parecer el
ser humano conlleva un vano deseo de detener el tiempo y de alguna
manera trascender a la “Divina Inmortalidad”, sin que podamos
decir en realidad para que deseamos tal insensatez. Este sentimiento,
deseo o anhelo universal, no es otra cosa sino la conscientización
del poderosísimo instinto natural de sobrevivencia.
En este sentido, no nos extraña
que los seres humanos hagamos hasta los límites de lo ridículo, con
tal de permanecer incólumes al paso inexorable del tiempo.
El cambio es la única constante en
todo el universo y ese cambio conlleva los mecanismos naturales de la
vida: Nacer, (llegar a existir), Crecer (desarrollar todas las
capacidades), Reproducirse (transmitir el material genético), y
Morir, (degenerarse y desaparecer), es el absoluto e indispensable
destino de todo lo existente.
Sin embargo, como la experiencia
enseña; estos mecanismos y ciclos episódicos, no son iguales en
todos los casos, se trate de entes biológicos o substancias o
materiales “inertes”, (que de ninguna manera lo son, puesto que
están también sujetos a las leyes naturales de la materia y la
energía), y los procesos de envejecimiento, degeneración y
desaparición del entorno conocido (nuestro planeta), están sujetos
a la interacción de todos los fenómenos naturales que nos rodean,
entre los que resaltan interesante y muy importantemente, las
acciones conscientes o inconscientes de los seres vivos.
Bueno pues “vivos” o “tarugos”,
esto quiere decir que todo lo que hagamos o dejemos de hacer, tendrá
su inexorable consecuencia.
Cuando todas estas elucubraciones
se hacen más presentes, es cuando nos damos cuenta de que no todo lo
que hemos hecho ha sido inteligentemente en nuestro provecho.
Estas líneas
tienen por objeto único y principal, el de reflexionar y aprender,
con el intercambio de ideas e información con todos los interesados,
a realizar el paso más importante y fascinante de nuestra
existencia; el paso de la plenitud a la decadencia y a la muerte, y a
algo todavía más importante: Trascender a nuestra existencia, y
están sinceramente motivadas y dirigidas a dos tipos especiales de
personas; A aquellos individuos, que llegado el caso y el momento,
reflexionan: “Bueno ya definitivamente soy viejo, (lo descubren y
reconocen), ahora ¿que puedo hacer con lo que me queda de vida?”,(en
caso de que les quede algo). Y a esas otras personitas (más
iluminadas) que dicen: “Mira a esos vejetes, ¿Que podré yo hacer
para no llegar a esos extremos tan deplorables?”.
Digo,… porque hoy día vemos cada
mocoso o mocosa de 60 años o más.
I
ENVEJECIENDO
CON GRACIA
“To grow old gracefully”.
(Deseo natural de todo ser humano
consciente de su esencia).
Todos conocemos alguna o algunas
encantadoras personas que han sabido entender como conducir su vida
de tal modo, con tal gracia, elegancia y buen tino, que causan
admiración entre sus contemporáneos y a todo el mundo.. En muchas
ocasiones, esto se lo atribuimos a suerte, buenos “genes”o
inteligencia y buen nivel de información, alternativamente o a una
combinación de ésos y otros muchos probables factores.
Cuales son estos factores, es
materia a discutir, y la observancia y el aprendizaje en el ejemplo
de estas afortunadas personas, forma parte del inicio del estudio del
cómo realizar tal hazaña.
De modo que, observemos y
aprendamos.
Primero, se requiere humildad y
sinceridad. Un deseo intenso, consciente, valeroso y obsesivo de
autoobservarse y autocriticarse inmisericordemente. Pero cuidado, no
llevar este afán a la autoflagelación masoquista y paranoide.
¿Difícil?. Ya lo creo, pero es claro que nada que sea realmente
importante es asimismo fácil.
Hay gentes que
tienen el misterioso encanto de la gracia en todo lo que hacen, lo
que sea lo realizan con elegancia, propiedad y simetría. Lo
entendemos como algo innato, inconsciente y tal vez heredado. Pero
frecuentemente no es así, la mayoría de las veces es una
combinación de buena estructura física, con dimensiones que
llamaremos estéticas y que conllevan armonía entre sus partes
corporales; la intangible cualidad de la “buena presencia” (to
be “good looking”), a saber; estatura de 9 “cabezas”, huesos
largos rectos y huesos anchos redondeados o cuadrados simétricamente,
relación de anchura de hombros/caderas de 4/5 en mujeres y lo
opuesto en los hombres, cráneo rectangular en los varones y ovoideo
en las féminas, las características físicas de la raza humana y
sexo a la que se pertenece, marcadas simétricamente, sin
exageraciones. Estas características corporales aunadas a la
apariencia de “animal saludable”; piel, cabello, uñas y
folículos pilosos, sin evidencia de enfermedad, un índice de masa
corporal/grasa de 4:1. Todos son aspectos físicos que agradan a la
vista y que son característicos de la juventud. Sin embargo ni
siquiera todos los humanos jóvenes presentan tales características
físicas, que son más bien raras e inalcanzables y que son casi
totalmente genéticamente determinadas.
Además de la apariencia física,
está el misterioso encanto de la “cinética corporal”. Es decir,
el cómo se mueve la persona; como camina, relación de. estatura a
longitud del paso de 3 a 1, caminar erguido a toda la estatura, con
espalda recta y hombros alineados, pasos rectos con ligera pronación
(con leve inclinación hacia fuera), leve balanceo de las caderas en
los hombres y más acentuado en las mujeres debido a la anchura de la
pelvis y la estructura diagonal de los fémures, movimientos rectos y
balanceados de ambos brazos en sentido opuesto a las piernas, sin
“lateralizar” ni cruzar los brazos enfrente del cuerpo. Los
movimientos de la cabeza, son indudablemente importantes, deben ser
centrados, rectos, pausados (elegantes). La higiene y pulcritud
minuciosas y constantes son totalmente indispensables, recordemos con
“letras de oro”: La Higiene es la Madre de la Buena Salud. Todo
esto es indudablemente importante, pero más lo es la cara, la
facies, como toda mujer sabe, es indudablemente la “carta de
presentación” de cualquier persona; la simetría de los rasgos, la
piel y órganos faciales armónicamente distribuidos, el cuidado,
afeites y cosméticos con moderación, denotan buen gusto y son
características de la elegancia. Los ojos cejas y pestañas son de
máxima importancia, pero no hay nada que pueda compararse a la
“expresión de la mirada”, indudablemente, todo lo anterior es
importante, pero la intangible y misteriosa maravilla de “la
simpatía”, reside cuando menos en un 80% en la manera de cómo
enfocamos con los ojos a los demás. Y esto afortunadamente, no se
puede fingir ni pretender más que por unos cuantos segundos o
minutos, y es cualidad innata de algunos actores geniales. Dicho sea
de paso, las personas ciegas (o invidentes más propiamente dicho),
frecuentemente reemplazan esta incapacidad de expresarse con la
mirada, de manera exitosa con otros rasgos y actitudes
compensatorias, que pueden trascender a gran simpatía. ¿No han
notado la apariencia de falsedad, lejanía, misterio y poca
confiabilidad que presentan las personas que utilizan anteojos
obscuros todo el tiempo?. Caso frecuente entre las celebridades de la
música “Pop” y “estrellas”de Cine, entre los cuales existen
con frecuencia drogadicciones que dilatan extremadamente la pupila y
hacen estragos en las órbitas y los globos oculares.
Una especial consideración merece
la importancia de la sonrisa con los ojos, esta importante
característica de la personalidad, que tiene importancia casi mágica
para concitar simpatía de manera natural. Observemos a las personas
que sonríen, trascienden bondad, alegría de vivir, seguridad y
naturalidad, es indudablemente cierto que la sonrisa “ilumina” la
cara de cualquier persona de buenos sentimientos, aunque éstos sean
muy recónditos, y deforman la cara de los que odian y tienen
sentimientos innobles.
Dicen con justeza, que los ojos son
la ventana del alma y trascienden con frecuencia los sentimientos más
auténticos de la personalidad humana, (y a veces de los animales
también), de tal modo que si acentuamos y ponemos especial
intensidad en los sentimientos bondadosos y tratamos de “ver” con
mayor comprensión y tolerancia hacia las personas que nos rodean,
naturalmente irradiaremos una mayor simpatía a los demás.
Reflexionemos; todas las personas tienen algo digno de nuestro
respeto y comprensión, hasta los criminales más endurecidos tienen,
con contadas excepciones, sentimientos nobles. Hagamos el intento de
entender las razones de los demás y comprenderemos cuando menos en
parte sus motivos. No nos cerremos a los sentimientos ajenos, dejemos
de lado nuestro natural orgullo y sentimiento de superioridad, los
pensamientos egoístas e intolerantes, son el enemigo natural de las
relaciones humanas.
Cuando menos por un momento,
reflexionemos y pongámonos en el lugar de la persona que nos
“antipatiza” y poco a poco, de una manera maravillosa,
mejoraremos notablemente nuestra persona y como subproducto,
increíblemente también, nuestro entorno y la manera de cómo nos
consideran y observan los demás, irradiaremos simpatía en forma
natural.
Fomentemos lo que en Norteamérica
denominan: “Empathy” o sea lo que en las palabras de uno de los
renos de Santa Claus, “Blizzard”, en una inolvidable película
canadiense expresó; -es la capacidad de “ver” los sentimientos
de los demás-.
Estas características no tienen
por qué perderse con la edad física de las personas, antes más
bien tienden a acentuarse (para bien o para mal), con el paso grácil
de los años.
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