domingo, 21 de julio de 2024

REFLEXIONES XXIX

 

                 REFLEXIONES XXIX

                 (Acerca del Cerebro)

El Cerebro, ése órgano maravilloso, que nos proporciona capacidades cognoscitivas y sensoriales fundamentales para la vida, es nuestro piloto, timonel, y rector de toda actividad humana
El ser humano, no es el único animal pensante, muchos otros animales también poseen facultades cerebrales en grado variable, como lo son las ballenas, los elefantes. Los equinos los caninos, los felinos y algunas aves.
El cerebro forma parte del Sistema Nervioso y tiene funciones únicas en nuestro organismo. Gobierna y maneja todo movimiento del cuerpo con señales bioeléctricas transmitidas através de todos los nervios del sistema cerebroespinal,  este sistema que nace en la base del cerebro, el tallo cerebral que se continua através de los agujeros vertebrales, es parte del sistema músculo-esquelético, que por esa vía aloja la médula espinal, un largo tallo de nervios que conducen la vía sensorial y motora del cuerpo y por donde viajan los estímulos que contraen y relajan alternativamente todos los músculos estriados (es decir voluntarios). Así como el sistema Sensorial por donde viaja la percepción del tacto en toda la piel y demás órganos dolor, calor y sensaciones agradables. El Cerebro también percibe todos los otros Sentidos, como el olfativo, el auditivo y el de la posición temporo-espacial, es decir el equilibrio y la posición relativa de todas las partes del cuerpo, en relación con el espacio.

Sin embargo, la función más importante del cerebro, es la elaboración de pensamientos, razonamientos y la más importante, la Memoria que es la capacidad de recordar hechos, sucesos y acontecimientos pasados. También es la sede de la emotividad, del amor, el odio y los pensamientos destructivos. Como si fuera poco, en el cerebro reside el supremo regalo de Dios Todopoderoso: La Inteligencia Humana.

Muchos animales poseen en grado variable tales funciones, cuando están dotados de sistema nervioso, la mayoría de los mamíferos, aves y algunos moluscos, como el pulpo, ya que existe evidencia de que este curioso animalito, responde a estímulos visuales y es capaz de odiar o simpatizar con humanos.

En realidad, tenemos dos sistemas nerviosos, el Músculo-Esquelético y el Sistema Nervioso Autónomo, que es el que gobierna todas las funciones neurovegetativas del cuerpo como son  la respiración, la contracción cardiaca, la función gastro-intestinal y urinaria, así como el funcionamiento de la función sexual reproductiva.

Somos todo cerebro, sin él seriamos como robots dotados de movimiento autónomo, pero incapaces de razonar y tener voluntad propia. Cuando el cerebro se daña, por enfermedad o traumatismo. Muy frecuentemente, el daño es irreversible y las partes dañadas casi siempre, se necrosan irreversiblemente y dejan de funcionar. Esto sucede, en la Enfermedad de Alzheimer, la Esclerosis Múltiple, la Enfermedad de Parkinson, la Encefalitis infecciosa o de cualquier otro origen. Las enfermedades de la médula espinal también suelen ser profundamente incapacitantes, como cuando por un traumatismo, se fracturan las vértebras y se necrosa un segmento medular, o cuando un proceso infeccioso, daña irreversiblemente la médula como sucede en la Poliomielitis. Sucede como en muchas enfermedades crónicas, ¡son irreversibles! Por lo tanto, es imperativo cuidarlo, mimarlo y atender las a veces tenues, señales de alarma. No vaya a ser como le sucedió a un curioso animalito, un hermoso renacuajo (adolescente pues), que una calurosa tarde se dijo asimismo: “Estoy harto de mis padres, todo son regaños y amonestaciones, que no bebas esto, que no comas tanto, que no platiques con las ranitas, Bah! Me voy de casa, y dicho y hecho envolvió sus pertenencias en una bolsita y lo ató a un palito y emprendió la retirada, saltando alegremente entre las matas, poco después llegó a una doble vía de ferrocarril. Y volteó a ambos lados, entonces de un salto brincó las vías. Pero no fué muy rápido, porque un veloz tren lo alcanzó y lo dejó dando vueltas atolondrado, volteando hacia atrás, notó que ya no tenía sus nalguitas, curioso volvió a las vías para buscarlas y entonces ¡Oh Dios! El otro tren le arrancó la cabeza, (¡oh my God!). Moraleja: No hay que perder la cabeza buscando unas nalguitas”.

Dos aspectos salen a la luz con estas reflexiones: Una, ¿con qué contábamos al iniciar nuestra “gestión” (Vida), es decir: Nuestro caudal genético-hereditario y por supuesto nuestro sitio en el espacio-tiempo, en que nos tocó nacer, cosas que frecuentemente atribuimos a la suerte o “Destino”. Pero que no es sino la interminable sucesión de decisiones realizadas, por nuestros ancestros. En ese sentido, hay que considerar que nosotros mismos somos los ancestros de nuestros descendientes. Con cierta frecuencia, esto no es tomado en cuenta, con la profundidad que se requiere porque, cuando estábamos tomando las decisiones de en que país, ciudad o lugar  pensábamos vivir y tener nuestra familia, muchas veces nada mas pensamos, en obtener un “status” económico elevado, sin considerar otras cosas como la seguridad, las opciones educativas propias y las de nuestra pareja y descendientes, el clima, el ambiente,  y la lejanía con nuestros ancestros, que han empezado a envejecer y requerirán de nuestra presencia, y muy importante, lo que nuestros futuros descendientes logren, será función de su material genético, el ejemplo que les demos, de la educación familiar  y escolar iniciales, de las oportunidades que les propiciemos, y de ahí nuestra responsabilidad. Somos una cadena interminable de vida, que es necesario transmitir y mejorar en todo sentido. Y así es porque “El que nada tiene, nada puede dar”.

Al final de cuentas nosotros no decidimos venir a este planeta en este particular tiempo-espacio, ni elegimos a nuestros progenitores. Sin embargo, de todo aquello que decidimos hacer (o dejar de hacer) con toda libertad y de acuerdo con nuestro nivel informativo, buen juicio y capacidad de reflexionar, eso sí indudablemente es nuestra responsabilidad.

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