REFLEXIONES XXIX
(Acerca del Cerebro)
El Cerebro, ése órgano maravilloso, que nos
proporciona capacidades cognoscitivas y sensoriales fundamentales para la vida,
es nuestro piloto, timonel, y rector de toda actividad humana
El ser humano, no es el único animal pensante, muchos otros animales también poseen
facultades cerebrales en grado variable, como lo son las ballenas, los
elefantes. Los equinos los caninos, los felinos y algunas aves.
El cerebro forma parte del Sistema Nervioso y tiene funciones únicas en nuestro
organismo. Gobierna y maneja todo movimiento del cuerpo con señales bioeléctricas
transmitidas através de todos los nervios del sistema cerebroespinal, este sistema que nace en la base del cerebro,
el tallo cerebral que se continua através de los agujeros vertebrales, es parte
del sistema músculo-esquelético, que por esa vía aloja la médula espinal, un
largo tallo de nervios que conducen la vía sensorial y motora del cuerpo y por
donde viajan los estímulos que contraen y relajan alternativamente todos los
músculos estriados (es decir voluntarios). Así como el sistema Sensorial por
donde viaja la percepción del tacto en toda la piel y demás órganos dolor,
calor y sensaciones agradables. El Cerebro también percibe todos los otros
Sentidos, como el olfativo, el auditivo y el de la posición temporo-espacial,
es decir el equilibrio y la posición relativa de todas las partes del cuerpo,
en relación con el espacio.
Sin embargo, la función más importante del cerebro, es
la elaboración de pensamientos, razonamientos y la más importante, la Memoria
que es la capacidad de recordar hechos, sucesos y acontecimientos pasados. También
es la sede de la emotividad, del amor, el odio y los pensamientos destructivos.
Como si fuera poco, en el cerebro reside el supremo regalo de Dios
Todopoderoso: La Inteligencia Humana.
Muchos animales poseen en grado variable tales
funciones, cuando están dotados de sistema nervioso, la mayoría de los
mamíferos, aves y algunos moluscos, como el pulpo, ya que existe evidencia de
que este curioso animalito, responde a estímulos visuales y es capaz de odiar o
simpatizar con humanos.
En realidad, tenemos dos sistemas nerviosos, el Músculo-Esquelético
y el Sistema Nervioso Autónomo, que es el que gobierna todas las funciones
neurovegetativas del cuerpo como son la
respiración, la contracción cardiaca, la función gastro-intestinal y urinaria,
así como el funcionamiento de la función sexual reproductiva.
Somos todo cerebro, sin él seriamos como robots
dotados de movimiento autónomo, pero incapaces de razonar y tener voluntad
propia. Cuando el cerebro se daña, por enfermedad o traumatismo. Muy
frecuentemente, el daño es irreversible y las partes dañadas casi siempre, se
necrosan irreversiblemente y dejan de funcionar. Esto sucede, en la Enfermedad
de Alzheimer, la Esclerosis Múltiple, la Enfermedad de Parkinson, la
Encefalitis infecciosa o de cualquier otro origen. Las enfermedades de la
médula espinal también suelen ser profundamente incapacitantes, como cuando por
un traumatismo, se fracturan las vértebras y se necrosa un segmento medular, o
cuando un proceso infeccioso, daña irreversiblemente la médula como sucede en
la Poliomielitis. Sucede como en muchas enfermedades crónicas, ¡son
irreversibles! Por lo tanto, es imperativo cuidarlo, mimarlo y atender las a
veces tenues, señales de alarma. No vaya a ser como le sucedió a un curioso
animalito, un hermoso renacuajo (adolescente pues), que una calurosa tarde se
dijo asimismo: “Estoy harto de mis padres, todo son regaños y amonestaciones,
que no bebas esto, que no comas tanto, que no platiques con las ranitas, Bah!
Me voy de casa, y dicho y hecho envolvió sus pertenencias en una bolsita y lo ató
a un palito y emprendió la retirada, saltando alegremente entre las matas, poco
después llegó a una doble vía de ferrocarril. Y volteó a ambos lados, entonces
de un salto brincó las vías. Pero no fué muy rápido, porque un veloz tren lo
alcanzó y lo dejó dando vueltas atolondrado, volteando hacia atrás, notó que ya
no tenía sus nalguitas, curioso volvió a las vías para buscarlas y entonces ¡Oh
Dios! El otro tren le arrancó la cabeza, (¡oh my God!). Moraleja: No hay que
perder la cabeza buscando unas nalguitas”.
Dos aspectos salen a la luz con estas reflexiones:
Una, ¿con qué contábamos al iniciar nuestra “gestión” (Vida), es decir: Nuestro
caudal genético-hereditario y por supuesto nuestro sitio en el espacio-tiempo, en
que nos tocó nacer, cosas que frecuentemente atribuimos a la suerte o
“Destino”. Pero que no es sino la interminable sucesión de decisiones
realizadas, por nuestros ancestros. En ese sentido, hay que considerar que
nosotros mismos somos los ancestros de nuestros descendientes. Con cierta
frecuencia, esto no es tomado en cuenta, con la profundidad que se requiere porque,
cuando estábamos tomando las decisiones de en que país, ciudad o lugar pensábamos vivir y tener nuestra familia,
muchas veces nada mas pensamos, en obtener un “status” económico elevado, sin
considerar otras cosas como la seguridad, las opciones educativas propias y las
de nuestra pareja y descendientes, el clima, el ambiente, y la lejanía con nuestros ancestros, que han
empezado a envejecer y requerirán de nuestra presencia, y muy importante, lo
que nuestros futuros descendientes logren, será función de su material
genético, el ejemplo que les demos, de la educación familiar y escolar iniciales, de las oportunidades que
les propiciemos, y de ahí nuestra responsabilidad. Somos una cadena
interminable de vida, que es necesario transmitir y mejorar en todo sentido. Y
así es porque “El que nada tiene, nada puede dar”.
Al final de cuentas nosotros no decidimos venir a este
planeta en este particular tiempo-espacio, ni elegimos a nuestros progenitores.
Sin embargo, de todo aquello que decidimos hacer (o dejar de hacer) con toda
libertad y de acuerdo con nuestro nivel informativo, buen juicio y capacidad de
reflexionar, eso sí indudablemente es nuestra responsabilidad.
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