lunes, 27 de julio de 2015
ENVEJECIENDO CON GRACIA
HOLA CHICKS & BETS:
¿HARTOS DE LA POLITIQUERÍA, CRÍMENES Y HABLAR DEL "CHAPO"?
PARA QUE DESCANSEN LES ENVÍO UN FRAGMENTO DEL LIBRITO "SOBREVIVIENDO", QUE ESCRIBÍ HACE ALGUNOS AYERES. A VER SI LES GUSTA:
“To grow old gracefully”.
(Deseo natural de todo ser humano
consciente de su esencia).
Todos conocemos alguna o algunas encantadoras personas que han sabido entender como conducir su vida de tal modo, con tal gracia, elegancia y buen tino, que causan admiración entre sus contemporáneos y a todo el mundo.. En muchas ocasiones, esto se lo atribuimos a suerte, buenos “genes”o inteligencia y buen nivel de información, alternativamente o a una combinación de ésos y otros muchos probables factores.
Cuales son estos factores, es materia a discutir, y la observancia y el aprendizaje en el ejemplo de estas afortunadas personas, forma parte del inicio del estudio del cómo realizar tal hazaña.
De modo que, observemos y aprendamos.
Primero, se requiere humildad y sinceridad. Un deseo intenso, consciente, valeroso y obsesivo de autoobservarse y autocriticarse inmisericordemente. Pero cuidado, no llevar este afán a la autoflagelación masoquista y paranoide. ¿Difícil?. Ya lo creo, pero es claro que nada que sea realmente importante es asimismo fácil.
Hay gentes que tienen el misterioso encanto de la gracia en todo lo que hacen, lo que sea lo realizan con elegancia, propiedad y simetría. Lo entendemos como algo innato, inconsciente y tal vez heredado. Pero frecuentemente no es así, la mayoría de las veces es una combinación de buena estructura física, con dimensiones que llamaremos estéticas y que conllevan armonía entre sus partes corporales; la intangible cualidad de la “buena presencia” (to be “good looking”), a saber; estatura de 9 “cabezas”, huesos largos rectos y huesos anchos redondeados o cuadrados simétricamente, relación de anchura de hombros/caderas de 4/5 en mujeres y lo opuesto en los hombres, cráneo rectangular en los varones y ovoideo en las féminas, las características físicas de la raza humana y sexo a la que se pertenece, marcadas simétricamente, sin exageraciones. Estas características corporales aunadas a la apariencia de “animal saludable”; piel, cabello, uñas y folículos pilosos, sin evidencia de enfermedad, un índice de masa corporal/grasa de 4:1. Todos son aspectos físicos que agradan a la vista y que son característicos de la juventud. Sin embargo ni siquiera todos los humanos jóvenes presentan tales características físicas, que son más bien raras e inalcanzables y que son casi totalmente genéticamente determinadas.
Además de la apariencia física, está el misterioso encanto de la “cinética corporal”. Es decir, el cómo se mueve la persona; como camina, relación de. estatura a longitud del paso de 3 a 1, caminar erguido a toda la estatura, con espalda recta y hombros alineados, pasos rectos con ligera pronación (con leve inclinación hacia fuera), leve balanceo de las caderas en los hombres y más acentuado en las mujeres debido a la anchura de la pelvis y la estructura diagonal de los fémures, movimientos rectos y balanceados de ambos brazos en sentido opuesto a las piernas, sin “lateralizar” ni cruzar los brazos enfrente del cuerpo. Los movimientos de la cabeza, son indudablemente importantes, deben ser centrados, rectos, pausados (elegantes). La higiene y pulcritud minuciosas y constantes son totalmente indispensables, recordemos con “letras de oro”: La Higiene es la Madre de la Buena Salud. Todo esto es indudablemente importante, pero más lo es la cara, la facies, como toda mujer sabe, es indudablemente la “carta de presentación” de cualquier persona; la simetría de los rasgos, la piel y órganos faciales armónicamente distribuidos, el cuidado, afeites y cosméticos con moderación, denotan buen gusto y son características de la elegancia. Los ojos cejas y pestañas son de máxima importancia, pero no hay nada que pueda compararse a la “expresión de la mirada”, indudablemente, todo lo anterior es importante, pero la intangible y misteriosa maravilla de “la simpatía”, reside cuando menos en un 80% en la manera de cómo enfocamos con los ojos a los demás. Y esto afortunadamente, no se puede fingir ni pretender más que por unos cuantos segundos o minutos, y es cualidad innata de algunos actores geniales. Dicho sea de paso, las personas ciegas (o invidentes más propiamente dicho), frecuentemente reemplazan esta incapacidad de expresarse con la mirada, de manera exitosa con otros rasgos y actitudes compensatorias, que pueden trascender a gran simpatía. ¿No han notado la apariencia de falsedad, lejanía, misterio y poca confiabilidad que presentan las personas que utilizan anteojos obscuros todo el tiempo?. Caso frecuente entre las celebridades de la música “Pop” y “estrellas”de Cine, entre los cuales existen con frecuencia drogadicciones que dilatan extremadamente la pupila y hacen estragos en las órbitas y los globos oculares.
Una especial consideración merece la importancia de la sonrisa con los ojos, esta importante característica de la personalidad, que tiene importancia casi mágica para concitar simpatía de manera natural. Observemos a las personas que sonríen, trascienden bondad, alegría de vivir, seguridad y naturalidad, es indudablemente cierto que la sonrisa “ilumina” la cara de cualquier persona de buenos sentimientos, aunque éstos sean muy recónditos, y deforman la cara de los que odian y tienen sentimientos innobles.
Dicen con justeza, que los ojos son la ventana del alma y trascienden con frecuencia los sentimientos más auténticos de la personalidad humana, (y a veces de los animales también), de tal modo que si acentuamos y ponemos especial intensidad en los sentimientos bondadosos y tratamos de “ver” con mayor comprensión y tolerancia hacia las personas que nos rodean, naturalmente irradiaremos una mayor simpatía a los demás. Reflexionemos; todas las personas tienen algo digno de nuestro respeto y comprensión, hasta los criminales más endurecidos tienen, con contadas excepciones, sentimientos nobles. Hagamos el intento de entender las razones de los demás y comprenderemos cuando menos en parte sus motivos. No nos cerremos a los sentimientos ajenos, dejemos de lado nuestro natural orgullo y sentimiento de superioridad, los pensamientos egoístas e intolerantes, son el enemigo natural de las relaciones humanas.
Cuando menos por un momento, reflexionemos y pongámonos en el lugar de la persona que nos “antipatiza” y poco a poco, de una manera maravillosa, mejoraremos notablemente nuestra persona y como subproducto, increíblemente también, nuestro entorno y la manera de cómo nos consideran y observan los demás, irradiaremos simpatía en forma natural.
Fomentemos lo que en Norteamérica denominan: “Empathy” o sea lo que en las palabras de uno de los renos de Santa Claus, “Blizzard”, en una inolvidable película canadiense expresó; -es la capacidad de “ver” los sentimientos de los demás-.
Estas características no tienen por qué perderse con la edad física de las personas, antes más bien tienden a acentuarse (para bien o para mal), con el paso grácil de los años.
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