UN ABRAZO PARA TODAS LAS MAMACITAS. Y MUCHOS DÍAS COMO ESTE.
HOY ME GUSTARÍA COMPARTIR ALGUNAS OPINIONES ACERCA DE UN PROBLEMA DE ACTUALIDAD Y DE SIEMPRE; LA EDUCACIÓN DE LOS JÓVENES.
A VER QUE LES PARECE;
LA
RESPONSABILIDAD EDUCATIVA DE LA MUJER EN LAS SOCIEDADES MODERNAS.
¿LA TOMAN, O LA DEJAN?
“La primera cosa a
considerar es Educación. Esta está dividida en dos partes: Música
y Gymnastics. “Música” significa todo que está en la provincia
de las “Musas”. Y “Gymnastics”, todo lo concerniente al
entrenamiento físico y aptitud mental”.
“La Utopia” de Platon.
1.-El Conocimiento es
Percepción.
2.-El Hombre es Medida de
Todas las Cosas.
3.-Todo Existe en un Estado
de Flujo, (Pantha Reis).
“El Pensamiento de
Aristóteles”. (Bertrand Rusell)
No cabe duda, la Educación, es
el factor primordial indispensable de la conducta inteligente y
civilizada del ser humano. Es una función netamente cerebral y
mental, y como tal existe también en animales con grados variables
de desarrollo cerebral, a veces de manera sorprendente, ya que no es
extraño que veamos conductas aprendidas en animales superiores como
los mamíferos y aves, sino también en animales con cerebros más
primitivos como los reptiles y los moluscos (pulpos).
Casi todos los animales
“enseñan” técnicas de supervivencia y protección a sus crías,
con perseverancia y ejemplo sorprendentes. Y los estudiosos de la
conducta animal cada día nos sorprenden con nuevas investigaciones
acerca de la potencialidad de animales considerados “inferiores”,
para aprender y modificar sus actividades en su provecho.
Recordemos aquella historieta de
una pequeña familia de avecillas, que están en su nidito en un
frondoso abeto en un bosque subártico. La mamá pájara dice a sus
polluelos; “Mamá va en busca de comida, niños, no se salgan del
nido y no hagan ruido, es peligroso chicos” Y vuela en busca de
alimento. Los pollitos se quedan conformes, pero el “pollito
pelón”, el rebelde del nido (siempre hay uno), dice; “¿Oyeron a
la vieja?; Siempre Yak, Yak-Yak! Que no esto, que no lo otro!, ya
estoy harto!, yo soy grande, me voy!” y ¡Flap, flap,flap!...
Sin embargo al poco rato, se
cansa, tiene frío y… aterriza en la nieve, empieza a hundirse y a
ponerse azul de frío… Al poco rato pasa por ahí un gran alce, lo
olfatea y…sigue su camino, pero; le deja caer una gran torta de….
(puaff!) calientito. El chico revive y trata de salir de su helada
tumba, pero no puede (too sticky). Pero entonces un gran halcón lo
divisa y Zuuum!, lo “rescata” y … se lo almuerza.,(Fin de la
historia). La moraleja es: ¡Mammy sabe más, hay que obedecerla.
Porque; “No todo el que te ca..a, es tu enemigo… ni todo aquel
que te saca de la mie…da, es necesariamente tu amigo!”
El ser humano y su sistema
nervioso central, tienen capacidades todavía insondables y esto es
cada día más obvio cuando somos testigos del centelleante avance de
la ciencia y tecnología modernas. A este respecto, es absolutamente
sorprendente el desarrollo evolutivo de las capacidades del cerebro
humano en las últimas centurias, (¿décadas?). Dicen los que saben
que, el conocimiento humano se ha revolucionado a tal grado que los
avances científicos y de todo tipo de los últimos (digamos) 100,000
años, es comparable, en magnitud a lo que se ha avanzado en los
últimos 100 años! O sea que desde el descubrimiento del fuego hasta
la era espacial y computacional, hemos acelerado exponencialmente en
éstos últimos, de una manera increíble… Para bien o para mal.
Sin embargo, ese vertiginoso
avance intelectual, es triste decirlo, no ha sido acompañado de una
mejoría muy notable en las cualidades morales del ser humano, ¿No
les parece?
A pesar de tantos, tantísimos
adelantos científico-tecnológicos que han proporcionado
indudablemente una mejor calidad de vida; Transporte, Comunicación,
utilización de la Energía, sistemas Educativos, etc. No creo que
podamos decir con justeza que somos mucho mejores seres humanos que
hace unos pocos siglos.
Las razones para esto, pueden
ser múltiples, y pudieran (en mi concepto), probablemente ser
debidas a la fragilidad del espíritu humano, que todavía no ha
desarrollado sus capacidades intelectuales y emocionales a la par con
su curiosidad natural y su capacidad de razonar. ¿Porqué?....Esa es
la pregunta que todos nos hacemos, cuando somos testigos del mundo de
violencia, crueldad, egoísmo e injusticia social y de todo tipo que
nos rodea, mismo que desgraciadamente nosotros mismos hemos
propiciado.
Porque veámoslo de éste modo;
Los animales rigen su conducta mayormente de manera instintiva,
natural y genéticamente determinada. Pero algunas técnicas de
supervivencia, son aprendidas mediante el entrenamiento por sus
mayores, como; volar, cazar, buscar alimento, cobijo, protección de
depredadores, etc. Además es conocida su capacidad de aprender
conductas a veces bastante complejas mediante adiestramiento
persistente y específico. Este casi siempre consiste en las técnicas
más honradas por el tiempo de; Castigo-recompensa,
cariño-disgusto-paciencia. Convencimiento, por la buena o por la
mala. Y la selección natural, mediante el manejo genético de
especies con mayores capacidades cerebrales. (Cosa que nó hemos
realizado entre los humanos!).
Estos simples sistemas
educativos, honrados por el tiempo, siguen siendo vigentes.
Recordemos aquella máxima que cuentan era la regla para enseñar a
los reclutas en la Marina Norteamericana: (KISS) “Keep It Simple
Stupid”. Todos los hemos experimentado, a veces por un insigne e
inolvidable maestro, madre, padre, abuelo(a), hermano, amigo o la
vida misma. La Universidad de la Vida es con mucho la mejor, y aquel
que no la entiende o aprovecha, frecuentemente termina dos metros
bajo tierra.
El sistema todos lo conocemos
(lástima que pocas veces lo aplicamos a cabalidad),
“Zanahoria-Garrote”, hasta las mulas (con el perdón) famosas
por su terquedad (dicen que son la reencarnación de algunos(as)
políticos, y personas de muchos tipos y sexos que todos conocemos),
lo entienden y respetan. El otro sistema, mucho más humano,
productivo y encantador, es el Ejemplo personal en el conducir los
“affaires” de la vida. Y tan bueno y eficaz como el anterior, es
en mi concepto el mejor; La Paciencia y el Cariño, sabiamente
aplicados. ¿No se si ustedes recuerden aquella hermosa y conmovedora
cine-película, de hace algún tiempo, protagonizada magistralmente
por el actor Sydney Poitier; “To Sir With Love”. El título en
español, fue mucho mejor; “Al Maestro Con Cariño”, ¿recuerdan?
Todo lo que somos, nuestra
substancia misma, y todo lo que hacemos, y por lo tanto todo lo que
realizamos en nuestra vida personal, está determinada por dos
factores causales primordiales; La Herencia Genética-Evolutiva, que
nos han transmitido nuestros ancestros, y el Medio Ambiente que nos
rodea aún desde antes de nacer, y a lo largo de nuestra vida. En
este “Medio Ambiente”, están por supuesto incluidos todos, las
relaciones e interacciones con los seres humanos que nos han rodeado
desde nuestra infancia (y aún antes). Todos aprendemos unos de
otros, para bien o para mal y a veces aprendemos hasta de la conducta
animal. (¿me creerían que mi perro me ha enseñado por cierto, el
valor de la lealtad y la amistad?).
Existen además otros múltiples
factores, que son circunstanciales y aleatorios, o sea la suerte
misma. Hay personas que no creen en la suerte y dicen; “Todo está
predestinado, todo lo que sucede está escrito en el destino personal
de cada quien”. Y aducen; pensamientos religiosos (Nada se mueve
sin la Voluntad de Allah!, o La Divina Providencia), fuerzas
astrales, magnéticas, u otras fuerzas y potencias sobrenaturales y
naturales también. Yo respeto conceptualmente todas estas maneras de
pensar, pero igualmente pienso que tal actitud, nos resta en gran
medida la responsabilidad de conducir nuestras vidas
inteligentemente, y por lo tanto también nos despoja del mérito de
elegir, equivocarnos conscientemente y corregir nuestros errores. De
modo que en mi opinión, es moralmente objetable y poco sustentable
intelectualmente.
Hablando de moralidad, Sócrates
sostenía que; “Para ser virtuoso, basta con conocer la Virtud”.
El pensamiento Ético, genialmente expuesto por los pensadores
griegos ha evolucionado poco desde hace más de 2500 años. Casi
todos los filósofos helénicos desarrollaron doctrinas éticas;
Aristóteles sostenía que el bien reside en la Felicidad, o sea que
lo que nos hace felices es necesariamente bueno. Siendo la felicidad
una actividad del alma, la cual tiene dos partes la racional y la
irracional, la que su vez puede ser “vegetativa” (como en la
plantas), o “apetitiva”(en los animales). De esto deriva dos
tipos fundamentales de virtudes; “intelectuales” y “morales”.
Sin embargo consideraba que un hombre virtuoso, debería ser
elitista, discriminatorio y necesariamente por encima de los demás;
“Magnánimo” (de alma grande) y siendo el resto de los hombres de
muy diferentes cualidades, no podían ser tratados de igual manera, o
sea que la Justicia no es igual para todos y debería ser selectiva.
El hombre magnánimo, siendo superior, debería ser por lo tanto;
sabio, egoísta, orgulloso y debe odiar y despreciar a los que se lo
merecen.
El pensamiento y la doctrina
ética de Epicuro sostenía que para buscar el Bien el hombre debería
de buscar la felicidad a través de la satisfacción de todos los
deseos que le produzcan placer y rehuir el dolor, el Placer es pues
la medida de lo que es bueno para el hombre y el sufrimiento
intrínsicamente malo. Esto era interpretado de manera diferente en
el pensamiento de Aristipo de Cirene, que aplicando el mismo
principio, establecía una verdadera “arimética” de los placeres
así como de los dolores, pues aconsejaba preferir el lento y austero
placer, que no fuera capaz de transformarse en dolor consecuente, ya
que los placeres más violentos son mayormente fuente de los mayores
dolores y sufrimientos. Esta doctrina denominada “Hedonista”,
preconizaba una conducta rígida y severa, ausente de satisfacciones
mundanas y placeres que pudieran causar a la larga, daño y
sufrimiento físico o mental. Finalmente (para no ser fastidioso). La
doctrina “Estoica”, preconizaba la tolerancia al sufrimiento como
manera de purificarse y acceder al “Bien”y prácticamente
enseñaba la abstinencia de casi cualquier placer, en aras de buscar
las virtudes superiores del alma. Esto último fue base de la
Doctrina Cristiana, como lo evidencian las enseñanzas de los
doctores de la Iglesia; San Agustín de Hipona, en la “Ciudad de
Dios “ y La “Suma Teológica” de Santo Tomás de Aquino. La
doctrina de los movimientos religiosos, ha variado poco a través de
los siglos, pero casi todos coinciden con la idea de la
“Purificación” espiritual y la idea del “Pecado”, con
contrición y atrición sucesivas, a través de la abstinencia de los
placeres de la “Carne”, la oración y la penitencia para
fortalecer el Espíritu. Y más recientemente; Seguir el ejemplo de
Cristo en el servicio a los demás.
Resulta obvio que la Ética,
siendo parte indispensable del pensamiento filosófico a través de
los tiempos, ha evolucionado lentamente y ha sido base de los
sistemas jurídicos y legales de todas las formas de civilización,
incluyendo por supuesto las culturas más primitivas. Y la Moral, que
determina las reglas fundamentales de la conducta humana, sigue y
seguirá siendo el pensamiento universal que rige las relaciones
humanas (y no como algunos piensan; “Un árbol que produce moras”).
Con respecto a esto último, creo que se puede afirmar que el hombre
tiene o conlleva en su consciencia intrínseca la idea de la Justicia
y de lo que es y no es aceptable en la conducta humana. Este
concepto ha sido debatido por siglos, y existen muchas personas que
sostienen que la Justicia es una interpretación educativa pura y que
el hombre no la conlleva genéticamente ni como idea básica de la
conciencia humana. Sin embargo, es sorprendente que todas las
culturas sin excepción han diseñado sistemas de justicia más o
menos elaboradas, que permiten la convivencia entre seres de distinto
nivel intelectual y socio-económico, unas basadas en la existencia
de “Divinidades”, que rigen y determinan lo que es aceptable y
qué reprobable, lo cual es interpretado por personajes místicos,
superdotados y superiores que ejercen domino a veces abyecto y
abusivo sobre la población en general (sacerdotes, magos, videntes,
ayatollahs, etc). Es además sumamente interesante y aleccionador, el
que los estudiosos de la “Conducta Animal”, han podido demostrar
que algunas especies de animales considerados inferiores, son capaces
de “juzgar” el comportamiento de otros incluyendo a nosotros los
seres humanos. Como ejemplo, un estudio reciente realizado, por
investigadores de la Universidad de Massachussets, en monos macacos,
encontró sorprendentemente, actitudes de rechazo de conductas
favoritistas hacia algunos especimenes, que fueron seleccionados por
los investigadores. El experimento consistió en producir en los
animales un aprecio y deseo de coleccionar pequeños guijarros de
colores, e intercambiarlos por pedazos de pepino proporcionados por
los investigadores. Al introducir la variable de darle a algunos
monos, uvas (más apreciadas por los simios) sin exigirles nada a
cambio, se produjo una reacción generalizada de rechazo e
indignación, lo cual sugiere la idea de justicia entre estos
primates.
El admirable desarrollo del
cerebro humano, sobre todo de la neocorteza prefrontal y los núcleos
basales caudados, a los que atribuimos el procesamiento y análisis
de las emociones, parece ser el asiento de lo que aptamente Goleman
denomina: “Inteligencia Emocional”. Pero esta organicidad, no
sería tan trascendente sin no fuera por la enorme cantidad de
interconexiones (dendritas-axones-sinapsis) que se desarrollan
durante la maduración cerebral en los primeros meses y años de la
vida humana. Experimentos recientes en este sentido demuestran que
cerebros de mamíferos como ratas y monos, son susceptibles de
crecimiento acelerado, debido al aumento en el número de sinapsis,
cuando estos animales son sometidos a estimulación en los primeros
días o semanas de la vida.
En este sentido es todavía más
admirable la indudable presencia de un innato sentimiento o noción
de Justicia en niños muy pequeños, a los que generalmente
atribuimos perfecta ignorancia, irresponsabilidad total y candidez
emocional. Sin embargo, no resulta sorprendente el que en ocasiones,
seamos (como sociedad), confrontados con casos en donde aparentemente
la “Semilla de la Maldad”, está presente aún en niños o
jóvenes de extracción social diversa. Niños que desde muy tierna
edad exhiben conductas crueles, supremamente egoístas y perversas.
Porque de acuerdo, todos los bebés son crueles, egoístas y
centrados en si mismos. Es que ellos carecen de experiencias previas
y no son capaces de comparar ideas o comportamientos, por la sencilla
razón de que no tienen memorias. Pero hay algunos, que simplemente
no aprenden, no son capaces de ser educados para poder concebir que
su comportamiento es dañino a los demás y a ellos mismos. Yo creo
que lo que sucede es que la programación genética en estos casos
puede haber sido heredada de sus progenitores, a veces no
necesariamente los padres inmediatos, como sucede a veces con niños
con tendencias antisociales, como el alcoholismo, la tendencia
criminal y muchas adicciones. Por supuesto, que este efecto también
se observa en sentido opuesto, y existen niños y personas de buenos
y nobles sentimientos desde muy jóvenes, de la misma manera de cómo
se heredan, la capacidad física, intelectual y el talento artístico.
El Soma y el Espíritu.
En éste sentido, resulta
necesario reexaminar las posiciones morales, que se oponen en forma
total (y absurda) a la “manipulación genética”. Cuando esta es
y ha sido una manera “natural” de producir mejoramiento de las
especies animales, cuyas características, por supuesto también
compartimos. O sea que podríamos teóricamente, producir “mejores”
seres humanos; más capaces intelectual, física y probablemente
también espiritualmente.
Creo que el ser humano pensante,
desde que empieza tener funciones cerebrales cognoscitivas y puede
comparar diferentes tipos de ideas, es capaz de discernir si tal o
cual conducta, situación, objeto o idea, son “buenos”,
aceptables, beneficiosos y “justos”, o todo lo contrario, sin
que haya sido “educado” en tal sentido. O sea que la noción
básica de la justicia, la llevamos intrínsicamente impresa en
nuestro código genético. Esto puede inferirse de aquellas
situaciones en que seres humanos, han nacido y desarrollado, con poco
o nulo contacto con sus congéneres, o en las culturas humanas más
primitivas. Todos o casi todos, entienden que hacer daño a otros, o
perjudicarlo de alguna manera, no es aceptable. Incluso las tribus
antropófagas, presentan ideas de culpabilidad y la justifican tan
sólo por motivos religiosos o por sobrevivencia. Y absolutamente
todos exhiben un código moral específico para su conducta personal
y comunal, que es aceptado por la mayoría.
El análisis de las sociedades
humanas modernas actuales, y todo su desarrollo previo a través de
los siglos, nos enseña que las relaciones humanas siempre han sido
conflictivas, a todos niveles; El odio, la desconfianza, el egoísmo,
la envidia, la “mala voluntad”, casi podríamos decir que son la
regla, y la excepción ha sido la tolerancia, la comprensión, la
ayuda mutua y el Amor al Prójimo. En este sentido resulta admirable
el que a pesar de ello, la Sociedad Humana haya persistido,
progresado y proliferado. Es increíble el que a pesar de la conducta
humana con toda su agresividad, deseo de predominio y ambición, no
hayamos desaparecido del planeta. Aunque por cierto hemos estado,
muchas veces a punto de exterminarnos mutuamente (y al resto de las
especies). Esto se debe probablemente a que las leyes naturales han
sido sorprendentemente fuertes y persistentes como para restituir los
daños, que nuestra irracional conducta ha propiciado.
Tal portento, probablemente se
debe a que la sabia Naturaleza (de diseño Divino), tiene sistemas
aún no bien conocidos para restablecer el equilibrio humano y
ecológico, que de manera tan persistente y sistemáticamente
afectamos.
Todo lo anterior conlleva una
enorme responsabilidad, para hombres y mujeres por igual. ¿No les
parece? O nos “ponemos las pilas”, como seres pensantes y
conscientes de nuestro papel en el universo. Porque definitivamente
no estamos solos, ni estamos aquí nada más sin un sentido
trascendente, somos parte de una cadena humana interminable y todos
absolutamente todos tenemos un grado variable de responsabilidad de
lo que nos pasa y lo que les pasa a otros. (y por lo que seremos
llamados a cuenta, no nos quepa duda).
Es por eso que es tan importante
el que hombres y mujeres (sobretodo estas últimas), tomen
consciencia de su indispensable e insustituible labor, como
educadores de la generaciones que nos siguen. Porque tal parece que
hoy en día, los procesos educativos están más dirigidos a que los
jóvenes individuos tengan éxito económico en la vida, que al que
¡Sobrevivan el día siguiente en la escuela, o en nuestras calles y
hogares! Resulta evidente el que hoy en día, enfrentamos un
desaforado incremento en las conductas criminales, antisociales o
simplemente abusivas de los derechos de los demás en nuestras
conflictivas sociedades y comunidades, fundamentalmente por parte de
personas jóvenes.
En este sentido, es necesario
reflexionar en que la Educación Básica de la Emociones, que tan
importante resulta para que los jóvenes se conviertan en adultos
funcionales, íntegros y productivos en el sentido del mejoramiento
de la especie humana, simplemente no lo realizamos consciente y
determinísticamente (si me permiten la expresión), en los sistemas
educativos comunales, estatales y nacionales. Lamentablemente son
escasos los esfuerzos educativos que tienen como propósito mejorar
nuestra Inteligencia Emocional, O sea nuestra capacidad de percibir,
analizar y responder de la mejor manera posible a las situaciones
conflictivas que se presentan diariamente en la vida humana.
Cualidades como; la Empatía, la Compasión, la Caridad, el Amor al
Prójimo (el pensar en los demás), y sí definitivamente: Los
Valores Éticos y Morales. Materias como el Civismo, la Moral, el
estudio de la Ética y la Filosofía, se dejan para; “Estudios
Superiores” a niveles universitarios, cuando se ha perdido tiempo
valiosísimo en la infancia menor y la juventud.
La educación de la emociones la
realizan tradicionalmente las madres de manera intuitiva, a veces de
manera sorprendentemente eficaz a pesar de su escasa preparación
específica, y esto es extraordinario, los padres jóvenes
contribuyen poco y a veces están lamentablemente ausentes, todavía
peor es aún cuando ambos padres están “muy ocupados” en sus
asuntos personales (profesionales, económicos, lúdicos o
simplemente recreativos). Y dejan tamaña responsabilidad en la
educación básica de sus hijos a personas que sencillamente no
tienen ni la capacidad ni menos la preparación para ello, como
sucede a veces con las empleadas domésticas y cuidadoras. Aunque
también ocasionalmente personas profesionales y con vocación para
ello, resultan extraordinarias formadoras y educadoras de el espíritu
humano; Como algunas abuelitas, tías, educadoras, enfermeras o
institutrices, todas mujeres ¿Recuerdan la maravillosa educadora de
la genial Hellen Keller? (“The Miracle Worker”).
Como quiera que sea, resulta
obvio el que nuestra responsabilidad existe y no hay manera de no
involucrarse y tratar de ejercer alguna influencia,(si es que todavía
tenemos alguna), en las generaciones modernas. Por lo tanto, resulta
indispensable el inducir en la formación de los jóvenes seres
humanos las enseñanzas de la Ética, la Moral y la conducta
responsable de respeto a los derechos de los demás. Incluidos todos
los seres vivos y el Universo en su totalidad. O sea; Formar
consciencia moral, y ecológica, sólidas y responsables. Es
necesario el enseñar a nuestros niños y jóvenes, los valores del
respeto a otros, a la propiedad, el Altruismo, y muy importantemente
inculcarles una vocación de Servicio.
Las mujeres como género y como
especie humana tienen las mejores aptitudes mentales y físicas para
tales importantes funciones, y resulta increíble, el que en su
absurdo deseo de predominar y substituír al hombre, no tomen cabal
consciencia de ello. Yo entiendo que es una labor de la pareja
humana, y que el hombre con gran frecuencia actúa de manera
claramente egoísta e irresponsable (ha sido mal educado). Sin
embargo, las mujeres tienen obvia superioridad intelectual-emocional,
y es una perfecta lástima que no se den cuenta de ello y no asuman
su responsabilidad, como madres, esposas y líderes comunales y
sociales.
Doccis
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